12 de diciembre de 2014

Resiliencia del zoquete

Noten el sesgo cognitivo de la víctima de esta broma (favor de ver el video): sigue creyendo que le cortaron el cabello a pesar de no haber pelo cortado, y de notar que no lo hay.

Así es como actúa lo que James Randi llama resilience of the duped ("resiliencia del bobo" o del "engañado" o del "crédulo"), que es la que hace que la gente se aferre a creerle a los psíquicos y otros farsantes. O a la homeopatía. O que siga creyendo en dios sin evidencias.

Y también lo que hacen los niños para sostener su creencia en Santa Claus o en el ratón Pérez. Por supuesto, los niños crean fantasías y en ciertas etapas tienen dificultades para distinguir esos juegos de la realidad; eso es absolutamente normal, y es parte de su proceso de desarrollo. Pero cuando los adultos intervienen para dar elementos que refuercen la creencia (como la gente disfrazada, o las explicaciones para resolver las discrepancias que los niños encuentran entre la realidad y la narrativa del juego) o no intervienen cuando los niños tienen dudas, lo que hacen es alimentar esa clase de sesgos en los pequeños. Y eso es peligroso pues estamos fomentando este tipo de pensamiento que los hace víctimas de bromas o de estafadores, lo que puede ser cosa de vida o muerte en algún momento.

Es importantísimo favorecer en los niños la construcción de herramientas que les ayuden a evitar la resiliencia del zoquete. Puede salvar su vida o su patrimonio en el futuro.