30 de agosto de 2014

Soy ignóstico

Yo soy ignóstico.
Leyó usted bien, y no cometí ningún error de escritura: soy ignóstico.

¿Y qué es eso?, quizá se pregunte. Bueno, el ignosticismo consiste, dicho en breve, en la exigencia de definiciones cuando hablamos de dios. La idea es que toda idea teológica debe poder definirse de manera precisa y formal. Sin esas definiciones, todo lo que se tiene serían sin sentidos cognitivos, términos vacíos.

Pero,  ¿no me precio de ser ateo? ¿Acaso cambié de opinión o estoy cayendo en una más de mis contradicciones? A final de cuentas, podría usted razonar, suele establecerse que el ignosticismo y el ateísmo son incompatibles…

En mi opinión, no. Si el término está vacío, como señala la crítica ignóstica, entonces no hay un referente real (la entidad existente formalmente definible) al que haga referencia. El problema de la existencia de dios es, por tanto, un problema de definiciones que, en el mejor de los casos, se resuelve a sí mismo (por ausencia), y, en el peor, establece la posibilidad de probar (someter a prueba) la existencia de dios a partir de las definiciones que se establezcan. Y yo no conozco una sola definición formal, precisa y suficientemente completa de dios que haya probado su existencia, por lo que asumo con confianza su inexistencia.

Así que sí: soy ignóstico y ateo a la vez. Y también antiteísta.



¿Agnóstico, yo?

Soy agnóstico sólo en el sentido metodológico que planteó ThomasH. Huxley (el creador del término), en oposición a la tradición gnóstica cristiana que sostiene que la existencia de dios sólo puede conocerse por medio de la revelación y sólo se puede sostener a través de la fe. Para Huxley, esta imposibilidad de probar la existencia divina es motivo para no aceptarla ni rechazarla, y ahí es donde yo discrepo, con mi manera personal de entender la navaja de Ockham: si en la práctica podemos dejar de lado una entidad como si no existiera, entonces podemos asumir, para todo fin práctico, que no existe.

En mi opinión, probar (en el sentido de poner a prueba) la existencia de dios depende de definirlo adecuadamente, por lo que más que como agnóstico se me puede definir en principio como ignóstico, y sólo en caso de que la imposibilidad de probar su inexistencia forme parte ineludible de la definición se me podría considerar agnóstico en todo el sentido de la palabra.



28 de agosto de 2014

Dios es ausencia

La gente insiste en buscar a dios en los espacios que aún no se han llenado de conocimiento. En lo que no sabemos, como qué ocurrió antes del primer tiempo de Planck. Es, como dice Victor Strenger, el dios de los huecos: un dios hueco, que carece de definición y entidad propia. Su ausencia lo define.

Es un dios de ausencia, como dijera Antonio Machado.

Es por tanto un dios ausente. Inexistente para todo fin práctico.

18 de agosto de 2014

¿Qué tan ateo es usted?

¿Se considera usted alguien de fe, amigo creyente, o un impío ateo, como yo?

Al parecer estoy haciendo una pregunta estúpida, que simplemente por definición es absurda. Un auténtico oxímoron. Y sí, con toda certeza lo es, pero consiéntame y sígame la corriente.

A lo largo de la historia la humanidad ha creído en muchas divinidades, pero yo dudo que usted, hombre de fe, crea en todas ellas, primero por una cuestión de principios: hay religiones que prohiben creer en otros dioses aparte de los suyos, y hay algunas que claman que su dios es el único verdadero. La mayoría de los creyentes hoy por hoy forma parte de ese grupo, así que es probable que usted también.

Pero también, en segundo lugar, por una cuestión de capacidad: nadie conoce todas las deidades habidas, ni siquiera sabemos cuántas han existido. En internet se habla de que la historia ha registrado más de tres mil; a mí me parece una cifra terriblemente baja. Simplemente una página de estadísticas sobre religión recoge más de 4,300 denominaciones religiosas. Si todas fueran monoteístas, tendríamos en principio más de 4,300 deidades, aunque las variantes de una misma religión, como todos los grupos cristianos, tendrían una misma divinidad; considerando que la mayoría de las religiones han sido politeístas, entonces el número de deidades será mucho más grande que 4,300. Sólo como una muestra, consideremos 4,000 religiones politeístas y (al juntar las distintas denominaciones de un mismo credo como una sola religión) una decena de monoteístas. Si las religiones politeístas en promedio tuvieran 2 deidades, hablaríamos de un total de 8,010 deidades; con 3 deidades, 12,010; con 5, 20,000...

Lamentablemente no hay un promedio conocido, pero la Wiki Atheism estima un promedio de 440 deidades por religión, y las religiones que lista Adherents (la página de estadísticas que mencioné antes) serían sólo las que existen hoy en día, no todas las de la historia.

Con estos números, Atheism llega a su cifra conservadora de 28'000,000 de deidades (sí, veintiocho millones de dioses). Su cifra tope es de 102,000'000,000 (si leyó bien, notó que son ciento dos mil millones de deidades).

Seamos conservadores y tomemos un punto intermedio entre los alrededor de 3,500 de que hablan los memes de internet y los 28'000,000 del cálculo conservador de Atheism. Si promediáramos esas dos cifras tendríamos algo más de 14'000,000 (prometo no usar matemáticas más complejas que las de primaria: sumas, multiplicaciones y porcentajes, pero ni no quiere leer tantos números, vaya directamente a los resultados marcados con negritas cursivas, y luego a mi reflexión final en el último párrafo).

¿Le sigue pareciendo un exceso? A mí me parece una cifra bastante decente, pero digamos que "sólo" hubiera 1 millón de deidades, y, como la mayoría de las personas religiosas hoy en día, son monoteístas, probablemente usted también; en ese caso usted creería en el 0% de las deidades, que es el mismo porcentaje que nosotros los ateos.

Para que encontrar una diferencia entre usted y yo, necesitaríamos llevar el porcentaje a diezmilésimos de punto porcentual, que es lo mismo que cuatro dígitos tras el punto decimal. Es decir, bajita la mano en nuestros cálculos para así acentuar la discrepancia, la diferencia entre mi ateísmo y el de usted sería de 0.0001%.

Sólo por seguir con datos típicos de meme, la diferencia genética entre un chimpancé y un humano es de 2%, y es la especie con la que nuestra diferencia es menor. Si tomamos esa cifra como base, para considerar que hay una diferencia de especie entre su falta de fe y la mía (es decir, para considerar que su falta de fe es significativamente diferente a la mía), podríamos tomar ese 2% como línea mínima conservadora; o, lo que es lo mismo, con apenas un millón de deidades, usted tendría que creer en la friolera de 20,000 dioses.

Le dejo una pequeña tablita para que reflexione sobre el tamaño de su fe en comparación con su descreimiento. En la primera columna tiene el número hipotético de deidades inventadas por la humanidad; en la segunda se presenta el porcentaje de deidades en las que cree un monoteísta; en la cuarta, el número de deidades en que debería creer para tener fe en el 2% del total de divinidades (es decir, tener el 2% de diferencia con los ateos como yo).

Deidades Monoteísmo 2%
100000000 0.000001% 2000000
10000000 0.00001% 200000
1000000 0.0001% 20000
100000 0.001% 2000
10000 0.01% 200
1000 0.1% 20
100 1% 2

Por supuesto este juego matemático carece de todo rigor y precisión, pero sirve para darse una idea; si no le gustan las mías (que son un tanto chungas, en todos sentidos), busque sus propias estadísticas y haga sus propias cuentas.

Quizá quiera dejar de considerarse una persona de fe y empezar a considerarse ateo (o atea), como yo, aunque en su caso haga alguna excepción.

Preguntitas sobre el respeto

¿Por qué debo tenerle más respeto a quien tiene ideas ridículas que a quien se viste de maneras ridículas?, ¿a quien piensa estupideces que a quien hace estupideces?, ¿a quien cree que nos creó un dios que a quien cree que nuestro creador es un ser de otro planeta?
¿Por qué es tolerable que me ría de quien cree que se ve bien con coloridos leggings a rayas horizontales, y no de quien cree que su amigo imaginario existe?
¿Por qué está bien reírme de la caricatura de alguien con trastorno del espectro autista o trastorno obsesivo compulsivo (como Sheldon Cooper de la serie cómica The Big Bang Theory o Adien Monk, de la policiaca Monk), pero caricaturizar a la "gente de fe" es una falta de respeto?

A lo mejor soy yo quien se equivoca por ignorancia, pues fallo en ver que las creencias religiosas son más íntimas e importantes para la personalidad (y la persona) que la autoimagen y los trastornos mentales, y por eso merecen un respeto especial.
A lo peor no. Quizá los que se equivocan son quienes fallan en ver que sus creencias no tienen nada de especial y no merecen ningún trato ni fuero especial.