30 de agosto de 2014

¿Agnóstico, yo?

Soy agnóstico sólo en el sentido metodológico que planteó ThomasH. Huxley (el creador del término), en oposición a la tradición gnóstica cristiana que sostiene que la existencia de dios sólo puede conocerse por medio de la revelación y sólo se puede sostener a través de la fe. Para Huxley, esta imposibilidad de probar la existencia divina es motivo para no aceptarla ni rechazarla, y ahí es donde yo discrepo, con mi manera personal de entender la navaja de Ockham: si en la práctica podemos dejar de lado una entidad como si no existiera, entonces podemos asumir, para todo fin práctico, que no existe.

En mi opinión, probar (en el sentido de poner a prueba) la existencia de dios depende de definirlo adecuadamente, por lo que más que como agnóstico se me puede definir en principio como ignóstico, y sólo en caso de que la imposibilidad de probar su inexistencia forme parte ineludible de la definición se me podría considerar agnóstico en todo el sentido de la palabra.



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